sábado, 26 de abril de 2014

Ángeles y demonios

Ángeles y demonios


Cuando en la serranía languidece el sol,
los demonios de Febrero,
tras guardar sus guadañas de fuego,
celebran sus pecados empapados en alcohol.
Sus lenguas desdentadas, a viva voz,
se jactan borrachas de haber traicionado
a sus más fieles aliados.
Fanfarronean sin el más ínfimo pudor
de haberles condenado a una lúgubre procesión
por las entrañas de Castilla,
donde la sangre enraiza en las encinas,
tiñiéndolas de la vergüenza del cazador.

Mas algunos ángeles asoman al primer albor
y consiguen devolver la honra robada,
que en la historia quedó sepultada
por la ignorancia y profunda sinrazón.
Esa sombra blanca tu vida de la soga liberó,
cortando el viento con ladridos de alegría
al ver que las negras bocas se vacían;
pozos que la bestia de almas inundó.

Hidalga española de elegante paso y distinción,
clava tus garras en la arena,
sueña tranquila tus penas,
cabalga tu linaje con honor.
A ti, flaca Calíope del pintor,
por Cervantes con Quijote comparada,
tú que fuiste capricho de toda dama
y leal patricia de Escipión,
admirada por todos por tu porte corredor.
A ti, bella saeta barcina,
a ti te canto esta poesía.
Noble silueta. Galgo español.




A mi dulce Altea
y a todos los bellos galgos
cuya raza es víctima de esa otra España.

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