sábado, 26 de abril de 2014

Ángeles y demonios

Ángeles y demonios


Cuando en la serranía languidece el sol,
los demonios de Febrero,
tras guardar sus guadañas de fuego,
celebran sus pecados empapados en alcohol.
Sus lenguas desdentadas, a viva voz,
se jactan borrachas de haber traicionado
a sus más fieles aliados.
Fanfarronean sin el más ínfimo pudor
de haberles condenado a una lúgubre procesión
por las entrañas de Castilla,
donde la sangre enraiza en las encinas,
tiñiéndolas de la vergüenza del cazador.

Mas algunos ángeles asoman al primer albor
y consiguen devolver la honra robada,
que en la historia quedó sepultada
por la ignorancia y profunda sinrazón.
Esa sombra blanca tu vida de la soga liberó,
cortando el viento con ladridos de alegría
al ver que las negras bocas se vacían;
pozos que la bestia de almas inundó.

Hidalga española de elegante paso y distinción,
clava tus garras en la arena,
sueña tranquila tus penas,
cabalga tu linaje con honor.
A ti, flaca Calíope del pintor,
por Cervantes con Quijote comparada,
tú que fuiste capricho de toda dama
y leal patricia de Escipión,
admirada por todos por tu porte corredor.
A ti, bella saeta barcina,
a ti te canto esta poesía.
Noble silueta. Galgo español.




A mi dulce Altea
y a todos los bellos galgos
cuya raza es víctima de esa otra España.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Romance


Un macabro grito oscuro
se oyó en la aguda llanura.
¿Qué fue aquello que sonó?
¿Qué fue aquello que retumba?
Ella corrió fugazmente
hasta el cerro de la duda
y encontró su cuerpo abierto,
desde el cuello a la cintura.
Con sus manos intentó
tapar la macabra hendidura,
al tiempo que gritaba:
«¡Necesito alguna ayuda!»
Con la voz entrecortada
y el alma moribunda,
él le susurró brevemente
lo acontecido en La Laguna:
«Me han matado, amor mio,
por hacer mi vida tuya.»
Y con estas sinceras palabras
él volvió a su eterna cuna,
donde durmió serenamente
después de tanta tortura.

Ya camina el triste entierro
por una calle nocturna.
Ya colocan el frío cuerpo
en su amarga sepultura.
Esperanza despedazada,
tristeza inoportuna.
Él yacía muerto
bajo el lecho de su tumba.
Ella, con su ramo de flores,
sentada sola en la penumbra,
recordaba sus últimas palabras
con sobrecogedora ternura.
Lágrimas de espanto
alteraban su blanca hermosura,
y del negro cielo caían
cristales tirados por la luna.
Él yacía muerto bajo el lecho de su tumba
y ella, con el alma destrozada,
lloraba su eterna sepultura.

martes, 14 de febrero de 2012

Revista AL OTRO LADO DEL ESPEJO: Por puro amor - Mabel Albalá

El relato Por puro amor ha sido publicado en la revista literaria Al Otro Lado del Espejo con motivo del especial del dia de los enamorados. Aquí os dejo el enlace:

Revista AL OTRO LADO DEL ESPEJO: Por puro amor - Mabel Albalá

jueves, 9 de febrero de 2012

Por puro amor

El día se levantó tan turbado como ella. Le dolía tremendamente la cabeza, pero sobre todo el estómago... ¡Oh, maldito estómago! Se sentía pesadísima, como si hubiese engullido más de lo que se podía permitir.
Lo había vuelto a hacer ¿Por qué? ¿Por qué se había dejado llevar de esa manera tan estúpida? Sentía que se la llevaban los demonios. Se supone que estaba en su naturaleza comportarse así, pero lo odiaba... Se odiaba a sí misma simplemente por ser quien era.
Estaba condenada a vagar sola de por vida, sin nadie con quien compartir su corazón, sin nadie a quien amar y sin nadie que la amase. Y lo peor es que tenía tanto amor guardado en su interior que incluso le dolía.

Sí, es cierto, más de una vez se había enamorado, y no sólo eso, muchos se habían enamorado perdidamente de ella, pero todos habían acabado igual. Aún tenía el sabor del último amante en sus labios. Había sido perfecto. Él había sido de entre todos el más romántico, el más dulce, con quien mejor se había entendido y el único que había pronunciado un «te quiero».
–¿Me juras amor eterno? –le había preguntado él en el lecho.
Ella le había mirado con los ojos, sus enormes ojos, anegados en lágrimas.
–Ojalá pudiera hacerlo –le había confesado con la voz compungida– pero no está en mi naturaleza... Lo siento –añadió sin poder ocultar su pena.
¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué, por qué? Aún sentía su cuerpo en su interior. Aún podía oír sus gritos de lamento ¿Por qué, por qué? Mientras acababa con él, se sentía caer precipitadamente en un abismo, devorada por la miseria ¿Por qué, por qué? El corazón le dolía, más que la cabeza, más que el mismo estómago ¿Por qué, por que? ¿...Por qué siempre era el mismo final? ¿Por qué algún día no era ella la víctima? ...Si al menos pudiera tener hijos para darles todo el cariño que llevaba dentro, pero su vientre estaba tan seco como su propia alma.
¡Qué curioso nombre le había otorgado Dios! Era como una broma de mal gusto: Mantis Religiosa, ¡ja! ¿Se supone que debía lealtad a su Creador? ...No, no, de eso nada. Le odiaba. ¡Qué ironía!, odiaba al único ser capaz de quererla por siempre. Pero si en verdad Él era todo bondad, ¿por qué había hecho de ella una asesina?
...Por amor... por puro amor.

lunes, 16 de enero de 2012

Lo peces no tienen voz, el relato protagonizado por el pez Littleshark, ha sido publicado en la antología Grandes Relatos del 2011, de la web Internacional Microcuentista.
Aquí os dejo el enlace de la publicación:
Grandes Microrrelatos del 2011

¡¡Muchas gracias a todos por vuestro apoyo!!

domingo, 8 de enero de 2012

Impresión



En tus cuadros, el sol francés
baña la sólida transparencia,
en la que se muestra la carencia
de indecisión que tiene tu pincel.

Con una luz huidiza
y continuamente cambiante,
haces que a cada instante
se renueve un nuevo amanecer.

Pintor de la Impresión
que, con rápidas pinceladas imprecisas
y unos cuantos toques coloristas,
llenas de lienzos tu taller.

Y los flotantes reflejos fragmentados,
creados por el intenso sol del estío,
que nadan sobre la superficie del río
bajo tu puente japonés.

El color guió tu vida,
incluso después de tu ausencia,
en el momento en que una voz sentencia:
«¡Nada negro para Monet!»

miércoles, 28 de diciembre de 2011

El oráculo

La gitana observaba la bola con el ceño fruncido, concentrada en las siluetas vaporosas que nadaban en su interior como el humo de un cigarro. Frente a ella, un hombre apuesto esperaba impaciente la respuesta a su consulta: su mujer le había dejado recientemente y temía pasar el resto de su vida solo. ¿Conocería a otra mujer? ¿Sería feliz con ella?

Las sombras empezaron a perfilarse y, ante los ojos de la adivina, la esfera se transformó en un espejo. Lo que vio provocó en ella un escalofrío que le trepó por la espalda hasta llegar a su nuca e hizo temblar las cuentas de su pañuelo. Dicen que una adivina no puede predecir su propio porvenir, pero aquel era el futuro que el caballero había pagado por conocer.
–¿Qué ha visto? –preguntó él intrigado.
–No se lo puedo decir –dijo ella con las mejillas sonrosado. Llevaba toda la vida esperando un caballero como aquel: alguien que la mirase con aquel brillo de sinceridad, alguien que la besase como los hombres de verdad besan a las mujeres, alguien que, en fin, la quisiera y respetara como merecía. Por el contrario, siempre acababa con sinvergüenzas borrachos que se aprovechaban de ella. Pero ahora tenía aquella visión delante de sus ojos y no sabía cómo responder–. Guárdese el dinero, por favor.
–He pagado por conocer mi destino y no me iré de aquí hasta que me lo diga.
–Su destino –empezó a decir– también es el mío.

La gitana no podía dejar de observar la esfera, como hipnotizada. En ella podía ver reflejados el rostro de aquel hombre y el suyo propio fundiéndose en un apasionado beso. Ambos parecían muy felices, sin duda estaban hechos el uno para el otro.